jueves, 1 de agosto de 2013

David Bowie is....


No es coincidencia que justo este año me ha bajado el amor por David Bowie, obviamente su nuevo disco ha tenido bastante que ver en eso, sin embargo, mi nueva obsesión realmente se materializó la semana pasada. "David Bowie is" es el nombre de la exposición dedicada a David Bowie en el V&A Museum que finalizó el domingo pasado. La tenía bastante presente hace tiempo, pero no me había hecho el tiempo de ir hasta la semana pasada, y menos mal que fui. 

Para ser sincera creo que esta ha sido una de las mejores exposiciones a las que he ido en mi vida, y a pesar de haber tenido en cuenta que David Bowie es un tipo excepcional, creo que no tenía muchas expectativas de una exposición dedicada a un solo sujeto. Y estaba terriblemente equivocada. Esta exposición cambió absolutamente mi relación no solo con la música de David Bowie, sino también con el personaje que él es. 





Siempre tuve mucho respeto por Bowie, y encontraba que su música era realmente de culto, sin embargo, creo que no estaba tan convencida del título de "genio" que los fans de Bowie le otorgaban. Oh, cómo estaba equivocada, me sigo diciendo. La muestra explora el mundo de Bowie desde distintas facetas, que van desde lo meramente biográfico hasta detalles bastantes personales sobre sus influencias y colaboraciones. Solamente con la muestra de sus trajes tenían material suficiente como para sostener una exposición exitosa, sin embargo la gente del V&A claramente se toma en serio su rol como uno de los mejores - sino el mejor- museos dedicados al arte y al diseño. 

La exposición partía de forma bastante sútil con datos sobre la vida pre-fama de David antes de ser Bowie, con datos bastante anecdóticos como la primera aparición de David en la televisión defendiendo el derecho de los hombres a usar el pelo largo. Sin embargo, parte de la gracia de todo el asunto se fundaba en el formato. Por supuesto que al ser una muestra que incluía muchísimo material audiovisual esto iba a presentar un cierto desafío si es que se piensa que había muchísima gente en la sala (yo llegué al museo a las 11, sólo para encontrarme con una fila de apróximadamente 200 metros, después de esperar 50 minutos en la fila, compré una entrada que me permitía entrar a las 2.15pm, cuando volví al museo para entrar ya se habían agotado las entradas para el lunes, el martes y la mañana del miércoles, realmente había mucha gente). Para sobrepasar este inconveniente, al entrar te pasaban un aparato de audio con audífonos que a diferencia de un audioguía, detectaba tu posición en la sala y te permitía escuchar el audio apropiado para lo que la muestra ofrecía. Por ejemplo, si pasabas frente a una pantalla con una entrevista, escuchabas la entrevsita, si había un videoclip, escuchabas el audio correspondiente, y si estabas leyendo la letra escrita a mano por Bowie, podías escuchar la canción de fondo. Increíble. 

Así continuaba la muestra mostrando el proceso creativo y la carrera de Bowie, haciendo incapié en los detalles personales que influyeron en ese momento, permitiéndote entender la música desde el backstage, si es que se pudiera decir así. Todo para concluír en una sala de techos gigantes, rodeada de los trajes de Bowie, desde el piso hasta el techo, cubiertos por pantallas, de modo que se intercalaban imágenes de presentaciones en vivo de Bowie con la muestra de sus trajes sólo con cambiar la iluminación. Finalmente pasé más de 3 horas perdida en galerías, absolutamente hipnotizada por sus pupilas asimétricas y los acordes futuro-melancólicos de su música. 


Quise escribir largamente sobre lo que fue Glastonbury, pero creo que hasta el día de hoy no he encontrado las palabras para describirlo, y creo que quizás nunca voy a llegar a ese momento. Hay cosas que me han gustado/impactado/tocado tanto de las cuales prefiero no escribir, porque siento que no logro captar el sentimiento en palabras y finalmente mi torpeza al redactar arruina el sentimiento que permanece dentro de mi. 

Sin embargo, quise escribir sobre mi nueva obsesión, porque creo que más que causar esa sensación que causó en mi Glastonbury, fue como poner hartas piezas juntas de cosas que ya conocía, pero que nunca habían calzado. Ahora creo poder disfrutar la música de David Bowie más, y no me refiero a un snobismo musical, como que ahora tengo un conocimiento superior y una verdad asociada a Bowie, sino me hacía falta ver su música y su trayectoria como un todo para entender lo que el mundo veía en él. En conclusión, ahora no estoy un paso adelante del resto, solamente me puse al día.