miércoles, 27 de abril de 2011

Mi primera ola.

Escribo este breve post lleno de endorfinas sólo para compartir mi alegría. Con el pirata hemos estado tomando clases de surf a medida que hemos ido escalando por la costa del Pacífico. Ahora nos encontrámos en Mancora, al norte del Perú. Hoy es justamente nuestro último día en el país antes de seguir a Ecuador. Lamentablemente estas han sido bastante distanciadas e irregulares (distintos profesores y distintas condiciones de mar), por lo que hemos avanzado medio lento (pero seguro).

Sin embargo, hoy salí al mar sola solita con mi tabla. Ni instructor, ni pirata (porque él prefirió descansar en la arena junto a una cervecita helada). El mar estaba re fome, no pasaba nada, ni una ola en el horizonte. De pronto llegó una, remé, la tomé, me paré sin ningún esfuerzo y hasta la termine sentándome cómodamente de nuevo en la playa. No es la primera ola que tomo sola, ni la primera en la que me paro bien, sin problemas. Pero es la primera en que hago todas estas cosas sin tener a nadie que me diga qué hacer, cómo posicionarme o que ola agarrar. De ahí proviene mi felicidad. Hasta otras personas, obviamente más experimentadas que yo, me felicitaron. En los momentos de en que no habían olas nos pusimos a conversar y sabían que yo no llevo mucho tiempo en esto, entonces me dijeron que lo había hecho bien.

Bueno, sólo quería compartir mi momento feliz del día.

miércoles, 20 de abril de 2011

Hábitos para mejorar el medio ambiente

Estoy en Lima, Perú, alojando en la casa de una colega de mi padre que vive en Santiago de Surco. Acá les llega mensualmente una publicación de la municipalidad llamada originalmente "Surco". Hoy la revisaba y encontré un artículo muy interesante que me gustaría compartir (aunque con algo de edición pues comprende 6 páginas de la revista). Para evitar problemas del copyright el autor original es Dani Salvatierra, y el artículo se llama "50 hábitos para mejorar el medio ambiente".

Algunos de estos consejos han sido repetidos una y otra vez, pero encontré un par que me parecieron originales y otros que me parece bueno recordar. Acá escribiré estos con algunos comentarios y ediciones.  También los dejo con algunas fotos, a ver si nos animamos a cuidar nuestro planeta.

Pingüinos de Humblodt, Islas Ballestas, Perú

1.- Acostumbrese a regalar lo que no le sirve. Piénselo bien antes de tirar algo a la basura. Alguien más puede estar necesitándolo.

3.- Recicle los colgadores de ropa hechos de alambre. Llévelos de regreso a las lavanderías. Así no los haya obtenido allí, podrán volver a usarlos y es más que seguro que se lo van a agradecer.

Isla del Sol, Lago Titicaca, Bolivia

5.- Elija fósforos en vez de encendedores. (Un consejo para mis amigos fumadores.)Los encendedores son considerados "desechables", y casi un billón y medio acaban mexclados en el relleno sanitarios. Los fósforos son siempre la mejor opción, aunque procure que estos sean de cartón y no de madera.

7.- Vuélvase vegetariano una vez por semana. (El Pirata y yo siempre intentamos hacer esto los lunes, pero nunca sabemos qué día de la semana es realmente.) Se requieren 2.500 galones de agua para producir medio kilo de carne.

Capibara, Pantanal, Brasil

11.- Vuele con tickets virtuales aéreos (e-tickets). Es preferible reservar sus pasajes por Internet y recibir el boleto a través del correo electrónico. Con ello, aparte de evitar cosal y tránsito, también prescindirán del papel para imprimirlos. (Yo agrego a esta recomendación el pensar dos veces la necesidad de viajar por avión, especialmente en distancias medias. Viajar en bus es más incómodo y no necesariamente más barato, pero la diferencia en la huella de carbono que produce es muy grande.)


39.- Asegúrese de cocinar en ollas de base plana. Reemplace las ollas que están muy gastadas y cuya base esté comenzando a hundirse. Las de base plana disminuyen considerablemente el tiempo de cocción de los alimentos, y le ahorrarán muchísima energía.

Valle de la Luna, Chile

29.- Invierta en un termo de café. Aparte de conservar la bebida caliente por más tiempo, es posible que obtenga un pequeño descuento en las cafeterías si les alcanza su propio termo. Así ahorrará toneladas de desechos que producen los vasos de cartón.

34.- Coloque botellas de plástico en el tanque de los inodoros. Casi el 40% del consumo diario se desperdicia por el desagüe del baño. Para amortiguar el efecto, coloque una botella de gaseosa de  un litro o litro y medio dentro del tanque y rellénela con piedras para evitar que flote.

Foz de Iguazú, Brasil

49.- Pinte su techo de blanco. Está científicamente comprobado que el material sólido pintado de blanco disminuye el calentamiento provocado por los rayos solares, pues refleja la luz y contribuye a refrescar las viviendas.



Mono Estrella, Praia do Forte, Brasil

domingo, 10 de abril de 2011

Maki


Esta es Makiko, pero le gusta que le digan Maki. Ella es de Sendai, Japón. Tiene 65 años, y cuando la conocíamos había estado viajando por más de dos meses, sola y sin hablar una palabra de español (y casi nada de inglés). Sobrevivió el casi naufragio de la embarcación en la que iba cerca de la Antartida, y le pareció un momento chistoso en su viaje. Es definitivamente una de las personas más dulces y amables con las que nos ha tocado viajar.

Viajamos con ella al Salar de Uyuni, pero también tuvimos la suerte de encontrarla en Sucre y Copacabana. Lamentablemente, tuvimos la mala fortuna de toparnos con ella por accidente el día del terremoto en Japón y de informarle que su ciudad natal, Sendai, había sido fuertemente afectada. Ella sólo sonrío e intentó discimular su preocupación.

La última vez que la vimos, nos contó que estaba intentando llegar pronto a Lima. No nos dijo por qué, pero asumimos que quería ver la posibilidad de reunirse con los suyos en Japón, de los cuales no había oído nada a la fecha.

No sabemos qué ha sido de ella, sólo esperamos que esté bien y que haya logrado contacto con Japón. Definitivamente me gustaría saber que ella está bien.

miércoles, 6 de abril de 2011

Los mineros de Potosí

Prometí escribir más sobre los lugares a los que hemos ido con el Pirata y pensé en comenzar con uno de los lugares menos turísticos pero más impactantes entre los que hemos estado: Potosí. 

Potosí es una ciudad en el centro de Bolivia que durante el tiempo de la Colonia se instauró como la ciudad más rica del continente (sino del mundo), por tener la mina más grande de plata del mundo. Esta mina se encuentra en el cerro Sumac Orcko (en quechua), más conocido actualmente como Cerro Rico. La famosa mina de plata actualemente sigue funcionando y es posible visitarla a través de tours que llevan a los visitantes por las minas junto a guías que han trabajado ahí como mineros, de modo que uno puede hacerse una idea vaga de las condiciones de trabajo. Nosotros fuimos con Koala Tours, por si es que alguien que lee esto se interesa (y fue muy buena experiencia).

Virgen del Cerro Rico

Lo más impresionante del tour (por lo menos para mi), fue ver de primera fuente las condiciones de trabajo y las conductas cotidianas en la mina (lo siento si de repente me pongo un poco etnográfica). Primeramente, los trabajadores no están contratados por una empresa minera, sino que se unen en cooperativas que les permiten el libre acceso a la mina. Nuestro guía, Daniel, nos contaba que el trabajador es libre de su tiempo y su trabajo, sin embargo, está atado a la mina como único medio de subsistencia en Potosí. En sus cascos, simbólicamente han puesto una bandera de Chile con el número 33 representando a los 33 mineros atrapados en Atacama y una de Bolivia al lado opuesto con el número 10.000, representando a aquellos mineros que trabajan "atados" en Potosí (sin embargo, personalmente me parece un poco injusta la comparación, pues supone que la vida de los mineros en Chile es mucho más fácil y que tendrían millones de oportunidades más que los de Bolivia, cuando sabemos que no es así necesariamente). Lo que ellos sacan de las minas luego es vendido a un precio muy bajo y llevado al exterior para refinarlo. Debido a que Bolivia no tiene la tecnología para llevar a cabo este proceso, las ganancias de todo este trabajo son muy bajas en la actualidad. 

Como no están empleados por una empresa, los mineros deben comprar sus propios implementos, como dinamita, cascos, botas, etc. Además no cuentan con ningún tipo de seguro de salud ni garantía en caso de accidentes. Se dice que la esperanza de vida de minero es en promedio de 10 años, es decir, luego de ese tiempo, tienen que dejar la mina debido a que los químicos y el trabajo forzoso empiezan a afectar su salud de tal modo que no les permite trabajar. Muchos de los mineros trabajan ayudados de sus hijos, quienes van a la mina después de clases o simplemente no van a las escuelas para trabajar a partir de los 10 años. 

 La mina hoy en día es un desastre, puesto que ha sido sobre-explotada sin ningún tipo de planificación central: cada uno pica y saca por donde le parezca. Por lo que los mineros han tenido que recurrir a sus propios códigos para evitar accidentes. Tienen que avisar a las cooperativas cuándo planean llevar a cabo explosiones dentro de la mina y golpear fuertemente las paredes para alertar a aquellos que pueden estar en pasillos continuos, quienes están obligados a escapar al sentir el golpe. 

En cuanto a nuestra experiencia personal, cabe decir que el tour era bueno. Nos dieron ropa y equipos, incluyendo botas, cascos y lámparas. Pero debo confesar que mi miedo a la oscuridad pudo más que yo, y después de 400 metros decidí que eso no era para mi y salí. Gracias a Dios, no fui la única y tuve algo de compañía mientras esperábamos al resto del grupo. 

 

En la foto se encuentra el único minero que pudimos encontrar (el día que fuimos era el día post martes de Cha'lla, que es una festividad que se enmarca en el carnaval boliviano, por lo que muchos estaban aún recuperándose de la farra). Tiene 41 años, ha trabajado por más de 20 años en la mina, y actualmente lo ayudan sus dos hijos. Cuando lo encontramos, se encontraba trabajando a oscuras, utilizando la misma técnica que se utilizaba en tiempos de la Colonia, que consiste en golpear la roca con esa varilla metálica durante horas hasta crear un orificio donde después poder dinamitar (obviamente la parte de la dinamita es más moderna). Todo eso para poder sacar un poco de plata.