jueves, 22 de noviembre de 2012

La Danza

Hace tiempo que no escribo, pero no por falta de temas, sino por mera flojera. Tengo varias cosas interesantes que podría contar, la mudanza, la vida de casada, mi nuevo "trabajo"; sin embargo voy a partir por el tema más exótico de todos: danza árabe.

A principios de año tuve una de esas rachas de mala suerte que te dejan en el piso. La verdad es que estaba viviendo una vida muy tranquila y sin embargo, una tras otras las malas noticias llegaban y me hacían perder la fe en la humanidad (por así decirlo). Y aunque no me considero una persona depresiva ni mucho menos, llegué a un estado en que prefería no ver a nadie, porque siempre me preguntaban sobre los malos episodios y ya ni siquiera quería recordarlos.

Empecé a notar que casi no salía de mi casa, y que en realidad no tenía motivaciones para hacerlo. En eso se me ocurrió empezar algo nuevo y me puse a buscar clases de baile. Partí buscando clases de flamenco, pero ningún horario me gustaba, y terminé finalmente empezando clases de danza árabe. Fue muy extraño, porque aunque siempre me han gustado las artes escénicas, siempre pensé que me interesaría más por tomar clases de actuación que de danza.

Cuando lo pienso aún me río, porque en realidad es algo súper random que hacer si es que nunca has demostrado ningún interes. Mi relación con lo árabe se remonta a una parte de mi familia cuyo origen es palestino y a mi amor por la comida árabe, pero nunca hubiese pensado en interesarme en la danza del vientre.



Y así empecé a tomar clases con una muy buena profesora en Chile, hasta tuvimos suficiente tiempo para preparar una pequeña presentación. Hoy tomo clases aquí en Oxford, y además soy miembro del comité del lugar donde estoy tomando clases (principalmente coopero con publicidad y eso me da derecho a un cierto descuento).

Hay muchas cosas bellas sobre este tipo de danza, por ejemplo los trajes, que aunque nos parezcan un poco too much al principio después uno se interesa por el detalle y la elegancia entre todo el ruido de las monedas y los brillos. La música es definitivamente bella, aunque no entienda ni una palabra de lo que se dice. Y además me empiezo a interesar por la cultura de medio oriente, y en la historia de esta danza, en especial por la época dorada de las películas antiguas en las que aparecían estas bailarinas, como Samia Gamal (en las fotos, particulamente una de mis profesoras de Oxford es fanática de esta época, así que indudablemente me he influenciado mucho por ella).


Otra de las cosas que he encontrado muy interesantes sobre este tipo de danza, versus otros, es que la fijación por el cuerpo no cumple con el estándar clásico de la bailarina delgada, sino más bien se juzga por el control que se tiene de él, la posibilidad de aislamiento de los movimientos, y principalmente la gracia, independiente de la talla.

Por ahora seguiré bailando y aprendiendo mucho. A fin de mes tenemos un hafla que significa celebración, donde me presentaré junto a mis compañeras con una pequeña coreografía muy simple, deséenme que me rompa una pierna!